<<Que es lo que te lleva a dejar el trabajo, no,
mejor dicho, la profesión de tu vida?>>
Después de mi despedida del
"nono" 9eno Regimiento Paracaidistas de Asalto "Col
Moschin" en italiano: 9°
Reggimento Paracadutisti d'Assalto "Col Moschin", es una pregunta que se me
ocurrió frecuentemente.
La verdad es que yo he considerado, y
ahora que se acabó, lo considero hasta mas, la profesión del operador de
Fuerza Especial, como el mejor cargo que un militar pueda elegir por si mismo,
y en mi caso especifico, la profesión de mis sueños.
Cierto es que requiere hartos sacrificios
personales, familiares y no últimos físicos. Les voy a explicar
que entiendo con estos tres puntos.
PERSONAL
La vida personal desde que un militar se
vuelva operador cambia mucho, y muy rápidamente. Por ejemplo, hasta que yo
acabara con mi encargo, casi nadie, ni amigos de infancia, ni familiares,
sabían donde estaba y lo que hacia en mi trabajo. Todo el mundo sabia que
yo era un suboficial de los paracaidistas...así como hay muchos, y lo que hacen
no es cierto un secreto, algunos son comandantes de pelotón, otros son
técnicos de algunas especialización, de vez en cuando les tocan
entrenamientos en Italia o al exterior, y de pronto, cada 3, 4 o hasta 5 años
les puede tocar una misión operativa al exterior.
Y para un operador de fuerza especial?
en mi caso (que es el promedio, ni nada
mas ni nada menos de los demás compañeros), la rutina anual era de una
misión de 4 meses al exterior, unas semanas de entrenamiento afuera de mi
sede, por ejemplo montaña, sesiones intensivas de tiro en algunas áreas lejanas,
entrenamiento avanzado de paracaidismo de caída libre, etc. etc....,
y mucha veces (la verdad casi siempre por mi propia voluntad) cursos de
especialización, casi siempre al exterior.
Haciendo un promedio entre 5 y 8 meses al
año yo estaba lejos de mi casa...y de mi familia.
Atención, no estoy contando todo esto con
resentimiento, ni pesar, simplemente son hechos objetivos de lo que yo,
voluntariamente, hice por 12 años.
FAMILIAR
Leyendo el punto anterior, creo que sea
suficientemente claro porque la vida familiar se ha encontrado afectada por mi
trabajo.
En mi experiencia puedo confirmar que es
cierto lo que se cuenta en el medio militar al redor del mundo: "las
unidades de fuerzas especiales tienen un porcentaje de separaciones y
divorcios entre las filas de los operadores mas alta que cualquier otro
reparto militar". En verdad no es siempre y solo culpa de la rutina de un
operador, demasiada veces es el mismo, que simplemente no cumple con sus
promesas de parejo, traicionando y dejando en segundo (o tercer) plano su
esposa o novia. Pero esto es un asunto exclusivamente personal, que no quiero
juzgar.
De toda forma es seguro que una esposa o
novia sufre todos los sacrificios y hasta mas de su parejo-operador.
Por ejemplo, en mi caso, me pude dar cuenta
desde mi primera misión en Afganistán, después apenas un año de
casado, que yo si corría riesgos, hacías cosas peligrosas, pero yo
siempre sabia si estaba en riesgo, o si estaba en
situación (relativamente) tranquila... mi esposa, en Italia, no tenia idea
de que momento me estaba pasando, y peor cuando yo tenia que salir
por días (hasta 6), y simplemente le decía "hablamos cuando yo
pueda"... y ella simplemente se quedaba unos días esperando una
llamada, y nunca tenia idea de cuanto me podía demorar y de que estaba
haciendo en ese periodo...
La verdad es que no lo
entendí inmediatamente, también porque la cabeza de un operador de 27
años, lleno de testosterona y con pura ganas de aplicar al mundo real lo que
aprendió en mas de dos años de entrenamiento y formación selectiva,
no se concentra en su pareja que está esperándolo en la casa con
ansia...pero lo entendí: la parte mas dura, mas estresante del operador de
fuerzas especiales, no toca a la persona con el arma en la mano que tumba puertas
y caza terroristas, si no a su pareja, que vive por todo el tiempo en la
espera de recibir noticias, con la duda que nunca la recibirá de la persona
amada, si no de un oficial o de un compañero.
FÍSICO
A veces, con mis compañeros, sobre todo
con los mas viejos o lo de mi generación, se contaba el chiste que los
años de operador valen como los de los perros.
Efectivamente, la intensidad de los
entrenamientos, la cuantiad de actividades, agotan el cuerpo antes de lo
que agoten el espíritu.
Parte de este proceso es responsabilidad
de uno mismo. Lo típico era que por el miedo de faltar a una actividad
"chévere" el operador se descuidaba y ni terminaba el
tratamiento o la curo por una lesión vieja.
Yo por ejemplo me llevé por casi 3 años
una tendinitis al talón, hasta que decidí de curarme, cuando casi se estaba
volviendo crónica. Tuve un periodo en el cual me despertaba por la mañana y por
los primeros 5-10 minutos quedaba cojo, cosa que podría ser tolerable por
un hombre mayor, después de los 60, no un hombre de apenas 30 años.
Todavía me llevo el peso de los años
de operador, dolores a la espalda, un menisco lesionado, una
lesión permanente al musculo pectoral (parece que tenga un hueco), calcificaciones
varias a los tobillos.
Volviendo a la pregunta inicial:
<<Que
es lo que te lleva a dejar el trabajo, no, mejor dicho, la profesión de tu
vida?>>
Para mi fue una respuesta muy racional.
Poniendo lo bueno, satisfacción personal y profesional, experiencias
humanas únicas, y lo malo, ósea los sacrificios que acabo de
contar, en una balanza de dos platos, después de mi tiempo, 12
años como operador, el plato de los sacrificios empezó a pesar
exageradamente mas de lo de las satisfacciones.
De pronto también porqué en el
trascurso de mi carrera viví muchos cambios en el medio profesional, y me di
cuenta que las ultimas operaciones que me comandaban a ejecutar, ya no eran las
mismas de cuando empecé, y volviéndose mas maduro, para no decir viejo, uno
puede observar las situaciones que se le ocurren con un ojo mas critico y
objetivo. En final, hablando por extremos, me convencí que el riesgo de mi
vida, y la posibilidad de dejar para siempre mi familia, ya no compensaba el
trabajo que me estaban pidiendo, por intereses políticos que no condividia.
Esto pero es un tema muy complejo, que de
pronto encontrará espacio en un próximo parágrafo de este
diario.
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